Es la capa más grande y exterior de la atmósfera terrestre, y se extiende entre los 500 y los 60.000 kilómetros.
Nuestro planeta gira sobre su eje, y el núcleo de
fierro fundido produce un movimiento de partículas cargadas que lo
convierte en un gran imán con su campo y polos magnéticos.
Esto se descubrió hace medio siglo y gracias al satélite Explorer I, y
en nuestro sistema solar hay cuatro planetas más, que poseen este campo
magnético: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Una de las funciones, es proteger a
la atmósfera más próxima a la Tierra de la radiación iónica, (la misma
que irradia el uranio), capaz de destruir toda la vida de la superficie
terrestre y que viene del Sol.
Además, si no existiera, las partículas solares habrían disociado los átomos de hidrógeno y oxígeno, y nuestro planeta habría perdido la mayor parte del agua de su atmósfera y de los océanos. Se cree que esto pudo ocurrir en Marte.
Por otro lado, si éstas partículas provenientes del Sol logran perturbar lo suficiente nuestra magnetosfera, se pueden producir interrupciones o mal funcionamiento
tanto de equipos de radio, radar, satélites que intervienen en los GPS,
como así mismo se provocaría desorientación en los animales. También
afectaría a la temperatura, y a los movimientos de la parte externa de la atmósfera.
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Hace un mes, Stanislav Barabash , del Instituto Sueco de Física Espacial, informó que esta magnetosfera podría estar contribuyendo al escape de oxígeno de la atmósfera por los polos, basándose en mediciones de escape de iones en Venus, Marte y la Tierra,
siendo la pérdida en nuestro planeta 3 veces más rápida que en los
demás. El calcula en 60.000 Tons. la pérdida anual, y subraya que no hay
peligro pues la Tierra posee miles de trillones de Tons.
Los científicos saben que las inversiones magnéticas polares
han sucedido durante al menos los últimos 3.000 millones de años. En
los últimos 15 millones de años, ha habido un cambio cada 250.000 años,
pero no son ciclos exactos, la última fue hace 790.000
años, y se sabe que la intensidad del campo magnético se ha reducido en
los últimos 2 milenios, pero por esto mismo, por ser imposible de
predecir cuándo ocurrirá, y porque ya ha ocurrido muchas veces , es que
aquellos grupos esotéricos y apocalípticos que señalan
el final del calendario maya como fecha para la inversión
de los polos magnéticos y que además, será catastrófico, no pueden ser creíbles.
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