Todas las depresiones, borrascas o ciclones atlánticos sufren, en cierta forma, una ciclogénesis para su generación desarrollo, profundización y mantenimiento. En sus estados iniciales están formados por una estructura en forma de onda, con sus sistemas frontales, frío, cálido y ocluido, que se van amplificando con el tiempo y cerrándose sobre si misma. Su mínimo de presión en superficie va bajando durante la primera parte de su ciclo de vida.
La ciclogenesis explosiva es como su nombre indica es básicamente una ciclogénesis pero que sucede muy rápidamente y muy intensamente. Es decir, la depresión o ciclón en superficie puede formarse y profundizarse en un periodo muy corto de tiempo, convirtiéndose en una borrasca (caso de latitudes medias) muy violenta y adversa en cuestión de pocas horas. El término general usado para estas depresiones que se profundizan muy rápidamente, es de “bomba” meteorológica.
La definición de bomba, ciclón o borrasca explosiva es aquella borrasca cuyo mínimo depresionario la presión baja 24 mb en 24hrs, o menos. Esta definición suele establecerse o referirse a latitudes altas, alrededor de los 55º-60º ya que los procesos ciclogenéticos están influenciados por la rotación de la Tierra. Las ciclogénesis explosiva suceden con frecuencia en el Atlántico y Pacífico.
Si nos restringimos a latitudes medias y en términos generales, para que se produzca una "bomba" deben coexistir, de forma oportuna, sincronizada y a distancia, una borrasca o vaguada de presión "incipiente" en niveles bajos que interacciona positivamente con otra de niveles altos, digamos 300 mb y que suele estar lejos de la primera, para producir entre ambas una profundización o amplificación explosiva del sistema depresionario en niveles inferiores en un corto periodo de tiempo.
La baja precursora en niveles bajos, que se va a produndizar, suele desarrollarse normalmente, en una zona de gran contraste térmico entre aire frío y seco respecto a otros cálido y húmedo. El precursor de niveles altos, que suele disparar la profundización superrápida de la baja en superficie, suele ser una baja, una vaguada o un máximo de viento muy intenso.
La mayoría de los fenómenos meteorológicos están condicionados por los contrastes térmicos mar-tierra-atmosfera, siendo el Sol la fuente primaria que alimenta y mantiene estos contrastes. Cuanto mayor sea los contrastes térmicos, mayor serán los efectos que se desencadenen para equilibrar estos contrastes, siempre que exista un mecanismo disparador y mantenedor. Por otra parte es sabido que en latitudes medias los contrastes entre la masas polares, frías, y las tropicales y subtropicales, calidas y húmedas, se traducen en ondas atmosféricas, borrascas móviles de latitudes medias, etc., en su mayor medida controladas por la corriente en chorro en niveles altos-medios que actúa como elemento rector.
En la zona frontal o frontogenética las masas de aire cálido y húmedo son sobrevoladas por otras más frías que pueden generar ondulaciones en los frentes y generar las borrascas que se amplifican y poseen un ciclo de vida característico. La vaguada dinámica/onda fría en altura, altera a la onda térmica del frente polar en superficie, permitiendo un intercambio de aire latitudinal: aire cálido va hacia latitudes más altas y frías, y el aire frío hacia latitudes más bajas y cálidas, tratando de balancear el equilibrio térmico entre el norte/frío y el sur/cálido. Las ondas en altura son realmente hundimientos o baches dentro de la troposfera y tropopausa, como los llamaba Mariano Medina, a estas bajas o senos depresionario en altura.
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