Estas leyes han tenido un significado especial en el estudio
de los astros, ya que permitieron describir su movimiento; fueron
deducidas empíricamente por Johannes Kepler (1571-1630) a partir del estudio del
movimiento de los planetas, para lo cual se sirvió de las precisas
observaciones realizadas por Tycho Brahe (1546-1601).
Sólo tiempo después, ya
con el aporte de Isaac Newton (1642-1727), fue posible advertir que estas leyes
son una consecuencia de la llamada Ley de Gravitación Universal.
La primera de estas leyes puede enunciarse de la siguiente manera:
Los planetas en su desplazamiento alrededor del Sol describen elipses, con el Sol ubicado en uno de sus focos.
Debe tenerse en cuenta que las elipses planetarias son muy poco
excéntricas (es decir, la figura se aparta poco de la
circunferencia) y la diferencia entre las posiciones extremas de un
planeta son mínimas (a la máxima distancia de un planeta al Sol se denomina afelio y la mínima perihelio). La Tierra, por ejemplo, en su mínima
distancia al Sol se halla a 147 millones de km, mientras que en su
máxima lejanía no supera los 152 millones de km.
La segunda ley, puede expresarse como:
Las áreas barridas por el segmento que une al Sol con
el planeta (radio vector) son proporcionales a los
tiempos empleados para describirlas.
Esta ley implica que el radio vector barre áreas
iguales en
tiempos iguales; esto indica que la velocidad orbital es variable
a lo largo de la trayectoria del astro siendo máxima en el perihelio
y mínima en el afelio (la velocidad del astro sería constante si la
órbita fuera un círculo perfecto). Por ejemplo, la Tierra viaja a 30,75
km/seg en el perihelio y "rebaja" a 28,76 en el afelio.
La tercera ley, finalmente, dice que:
El cuadrado del período de revolución de cada planeta
es proporcional al cubo de la distancia media del
planeta al Sol.
Esta ley permite deducir que los planetas más lejanos al Sol
orbitan a menor velocidad que los cercanos; dice que el período de
revolución depende de la distancia al Sol.
Pero esto sólo es válido si la masa de cada uno de los planetas
es despreciable en comparación al Sol. Si se quisiera calcular el
período de revolución de astros de otro sistema planetario, se
debería aplicar otra expresión comúnmente denominada tercera ley de
Kepler generalizada.
Esta ley generalizada tiene en cuenta la masa del planeta y
extiende la tercera ley clásica a los sistemas planetarios con una estrella central de masa diferente a la del Sol.
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